Conozco el propósito de mi existencia y me entrego a él en cuerpo y alma.
Éste es un tema, sin duda, delicado y controvertido. Son muchas las personas que en situación de enfermedad o de crisis personal se han formulado o me han planteado la gran pregunta:
¿Cómo puedo saber cuál es el propósito de existencia?
Muchas veces me preguntaba a mí misma cuál era mi propósito de vida aquí en la tierra.
Sinceramente, creo que la vida tiene el propósito obvio y fundamental de ser vivida. Experimentarla es el propósito.
El propósito de tu vida excede en mucho a tus propios logros, a tu tranquilidad o incluso a tu felicidad. Es mucho más grande que tu familia, tu carrera o aun tus sueños y anhelos más vehementes.
Si deseas saber por qué te pusieron en este planeta tierra, debes empezar con Dios. Naciste por su voluntad y por un propósito.
La búsqueda del propósito de vivir ha intrigado a la gente por miles de años. Eso ocurre porque solemos empezar por el punto de partida equivocado: nosotros mismos.
Nos hacemos preguntas egoístas como: ¿Qué quiero ser? ¿Qué debo hacer con mi vida? ¿Cuáles son mis metas, mis anhelos, mis sueños para el futuro? Enfocarnos en nosotros mismos nunca podrá revelarnos el propósito de nuestra vida.
Sin embargo, también somos un ser espiritual en un cuerpo físico y, como tal, es seguro que al nacer traemos con nosotros un propósito que debe manifestarse. Este propósito puede ser una meta, un objetivo o una aspiración que da pleno sentido a nuestra existencia.
En mi experiencia personal como practicante de la gratitud, me he dado cuenta que las personas más felices son las que pueden formular con palabras el verdadero sentido que tienen sus vidas para ellas.
Y el grado de su felicidad está en relación directa con lo elevado del propósito que manifiestan. Conocer y vivir de acuerdo con nuestro propósito espiritual nos conecta a un nivel profundo de la existencia, en el que todo adquiere un sentido universal, que va más allá de nuestros intereses personales egoístas.
Y esos propósitos nos sintonizan a un nivel de abundancia y prosperidad que no conoce límites.
¿Cómo descubres, entonces, el propósito para el que fuiste creado?
Tienes sólo dos opciones. La primera es especular. La mayoría prefiere ésta. Hacen conjeturas, adivinan, teorizan. Cuando la gente dice: <<Yo siempre he pensado que la vida es…>>, en realidad quiere decir: <<Esta es la mejor suposición que se me ocurre.>>.
Durante miles de años, grandes filósofos han especulado y discutido acerca del sentido de la vida. La filosofía es un tema importante y tiene su utilidad, pero cuando hay que definir el sentido de la vida, aun los filósofos más sabios especulan.
El Dr. Hugh Moorhead, profesor de filosofía de la Universidad Northwestern de Illinois, en una ocasión escribió a 250 de los más reconocidos filósofos, científicos, escritores e intelectuales del mundo, preguntándoles: “¿Cuál es el sentido de la vida?”, para después publicar las respuestas en un libro.
Algunos dieron las mejores respuestas que pudieron, otros admitieron que acababan de plantearse la razón de vivir y otros fueron más sinceros en responder que no tenían ni la menor idea.
¡En efecto, varios le pidieron al profesor Moorhead que les escribiera de vuelta y les dijera si había encontrado la razón de vivir!”
Punto de reflexión: Si no hubiera Dios y todo fuera azar, no habría propósito en su vida. Todo comienza con Dios.
Preguntas para pensar
¿Ha pensado o sentido confusión acerca del propósito de su vida?
¿De qué maneras que no funcionaron, has elegido para descubrir el propósito de su vida?
¿Por qué cree usted que la gente intenta descubrir el propósito de su vida sin volverse a Dios, su criador?
Conclusión
Conocer tu propósito simplifica tu vida. Esto define lo que haces o lo que dejas de hacer.
Tu propósito se convierte en el patrón que usarás para evaluar qué cosas son esenciales y cuáles no. Así que conozca tu propósito direcciona tu vida a ello.
¡Gratitud siempre!