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El Hábito

El hábito

En este artículo

Hoy quiero tratar de un tema que es parte de nuestro cotidiano. Hablaremos sobre el hábito. Sobre cómo podemos llegar a “formarlo”, de cómo puede enraizarse en nuestras vidas y llegar a influenciar generaciones.

Algunos son positivos y otros negativos, en realidad somos criaturas de hábitos, no pretendo profundizar en cada uno de ellos. Todo lo que pensamos, decidimos y hacemos en nuestras vidas son el resultado de los hábitos arraigados en nuestra mentes a lo largo de años y años de comportamiento repetitivo.

También hay algunos que heredamos de nuestros ancestrales, son esos mismos hábitos los que nos ayudan a avanzar o limitan nuestro progreso. De hecho, la calidad de nuestra vida actual es el reflejo directo de esos hábitos. Los buenos o malos hábitos determinarán que si seremos personas más felices y determinadas o infelices y atribuladas.

¿Qué es el Hábito?

Hábito se considera toda conducta repetida de manera regular de un ser.
Maxwell Maltz (1889 -1975), un cirujano plástico muy célebre de la Universidad de Columbia en la década de los 50 en el pasado siglo, afirmó basado en lo que tardaba sus pacientes en aceptar la nueva apariencia que un hábito necesitaba 21 días para ser construido.

En su libro Psycho-Cybernetics dijo “Estos y muchos otros fenómenos observados comúnmente tienden a mostrar que se requiere de un mínimo de 21 días para que una imagen mental establecida desaparezca y cuaje una nueva”. Llegó a esta conclusión también observando los pacientes que habían perdido algún miembro del cuerpo, llamado síndrome del miembro fantasma. Tardaban en media 21 días para acostumbrarse a la ausencia del miembro.

Ya la doctora Phillippa Lally, en un estudio realizado por la University College de Londres, publicado en 2009 (How are habits formed: Modelling habit formation in the real world), afirmaba que para la creación de un hábito eran necesarios 66 días.

Ella, la doctora Phillippa, llega a esa conclusión por haber hecho una observación en 96 voluntarios repitiendo una acción hasta que todos lograran crear un hábito. Los voluntarios tardaron entre 18 y 254 días. De ahí ella llega a una media de 66 días.

Lo que puedo concluir con esto es que para uno lograr crear un hábito depende de varios factores personales y circunstanciales. Imagino que sea mucho más “fácil” adoptar un hábito en el cual nos vemos obligados por necesidad que uno por simple deseo. Pero si sé que para lograrlo sea cual sea el hábito, depende muchísimo de nuestra fuerza de voluntad, de nuestro empeño y verdaderas ganas de mudar nuestras circunstancias.

La formación del hábito

Para formar un hábito hay que empezar un proceso de automatización de actividades y comportamientos. Si persistimos en una acción en nuestra rutina es muy probable que con el tiempo nuestro cerebro se acostumbre con ello, haciendo que que actuáramos de manera natural sin siquiera tener que pensar para actuar. Es posible que se forme una nueva conexión neuronal.

Yo por ejemplo lo hice con la Gratitud, practicando cada día, se convirtió en un hábito en mi vida, en el cual al día de hoy ya fluye de manera natural y puedo recoger sus frutos.

Por hablar de la repetición de comportamientos y creación de hábitos, me acordé de una historia que creo que nos ayudará a comprender mejor este tema.

El pequeño molde

Se cuenta que una niña de doce años, que al mirar su madre preparar una tarta muy sabrosa, le pregunta:
– Mamá, ¿cómo puedes preparar una tarta tan exquisita en un molde tan pequeño?
La madre respondió:
– No sé, pregúntale a tu abuela.
Y la niña fue preguntarle a la abuela.
– Abuela, ¿cómo puedes preparar una tarta tan exquisita en un molde tan chiquito?
Y la abuela contestó:
– No sé, ve a preguntarle a tu bisabuela.
– ¿Por qué preparas la tarta que mamá y la yaya hacen en un molde tan pequeño? Preguntó a su bisabuela.
Entonces la bisabuela le miró a los ojos y le dijo:
– Es que cuando la aprendí no tenía una fuente grande,solo un molde pequeño.

Te das cuenta que el hábito seguía de regeneración tras regeneración, de la misma manera. Nadie paró para intentar interpretar o entender la receta hasta la niña. Solo repetían una y otra vez sin cuestionarlo siquiera. Esto es el poder del hábito.

Conclusión

A veces es necesario romper hábitos, cambiar “viejos moldes”. El hábito se puede adquirir en menos de 21 días o más, no importa, pero sacar un mal pensamiento de nuestra cabeza si no nos planteamos con empeño puede llevar años incluso.

Mi consejo es que tenemos que cambiar los viejos moldes. Hay que sacarse el vestido de la depresión. Hay que estar dispuesto a cambiar. Es hora de crear buenos hábitos. Un hábito muy importante es la gratitud, entrena tu mente con este hábito, y tendrás un cambio notoriamente positivo en tu vida.

En otro texto de este blog hablé sobre el reto de los “30 días de Gratitud”, lo hemos hecho una vez y tengo planeado empezar otro ahora en el próximo mes de diciembre.

¿Qué esperas? ¡Apúntate!

¡Gratitud siempre!

Un abrazo,

Leuda Castilho

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