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Frijoles en los zapatos

Frijoles en los zapatos

En este artículo

Cuenta la leyenda que un monje, a punto de jubilarse, necesitaba encontrar un sucesor. Entre sus discípulos, dos ya habían dado muestras de que eran los más aptos, pero solo uno podía sucederle.

Para aclarar dudas, el maestro lanzó un desafío para poner la sabiduría de los dos a prueba: ambos recibirán algunos frijoles que deben ponerse dentro de sus zapatos, para luego emprender la ascensión de una gran montaña.

Día y hora establecidos, empezó la prueba. En los primeros kilómetros, uno de los discípulos empezó a cojear. En el medio del camino se detuvo y se quitó los zapatos, las ampollas en sus pies ya estaban sangrando, causando un dolor inmenso. Así que se quedó atrás, mirando al otro monje irse fuera de la vista.

Poco tiempo después la carrera terminó, todos volvieron al pie de la montaña, para consagrar al ganador. Después de la celebración, el perdedor se acercó al monje ganador y le preguntó cómo se las había arreglado para subir y bajar con los frijoles en los zapatos.

  • ¡Antes de meterlos en el zapato, los cociné! Fue la respuesta.

Llevando frijoles o problemas, siempre hay una forma más fácil de vivir la vida. Los problemas son inevitables. ¡La duración del sufrimiento depende de ti!

¿Frijoles o problemas?

¡Esa leyenda me llamó la atención! Muchas veces los problemas no son tan difíciles: nosotros complicamos mucho las cosas, dependiendo del punto de vista que miramos la vida.

Nuestros pensamientos negativos y preocupaciones a menudo nos hacen sufrir más de la cuenta: siendo intrusivos, recurrentes, exagerados… Nos sentimos dentro de una “nube” que, valga la redundancia, nos nubla toda la visión y no podemos disfrutar de otras cosas ver más allá.

Siempre hay que buscar una solución, ni todo es tan fácil, pero con un poco de sabiduría se puede buscar una solución. Cómo hizo uno de los monje, que pensó y actuó con sabiduría.

Conclusión

Resumiendo, para cambiar de perspectiva frente a los problemas busque: Estar en un sitio bien tranquilo, donde pueda tomar decisiones correctas frente a todo.

Tomar la distancia adecuada, verlo “desde fuera”… Visualizarlo de otra manera, como hacer para que todo salga bien. Una vez que lo tengo resuelto, suelto y dejo ir todo lo que es la incertidumbre y miedo, me enfoco en ¿Que puedo hacer frente a esto?…

Sí frente a algo no puedo hacer nada, he de aceptarlo para luego volver a centrarme en otra cosa que sí puedo hacer. Recordad nuestra capacidad de resiliencia.

¡Aprenda a cocinar sus frijoles!

¡Gratitud siempre! ¡Un abrazo!

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