Entré y vi un ángel en el mostrador.
Asombrado, dije:
– Santo Ángel del Señor, ¿qué vendes?
Respondió:
– Todos los dones de Dios.
Yo pregunté:
– ¿Es demasiado caro?
Respondió:
– No, es todo gratis.
Miré la tienda y vi botellas con sabiduría, vasos con fe, paquetes con esperanza, cajas con salvación, vasijas de amor.
Tomé valor y pregunté:
– Por favor Santo Ángel, quiero mucho amor, todo perdón, un vaso de fe, mucha felicidad y salvación para mí y mi familia también.
Entonces el ángel del Señor me preparó un paquetito, tan pequeño que cabe en la palma de mi mano.
Asombrado de nuevo le dije:
– ¿Es posible que todo esté aquí?
El ángel me respondió sonriendo:
– Hermano mío, en la tienda de Dios no vendemos fruta, solo semillas.