Tu cuerpo, en su estado original, es perfecto, saludable y vigoroso. Tu cuerpo eres tú. Existe una interacción perfecta entre tú y tu cuerpo. Tu mente actúa y tu cuerpo reacciona.
Por lo tanto, quieras a tu cuerpo. Ámalo, no lo molestes ni lo castigues, ya que eso genera pensamientos negativos y destructivos en tu mente.
Como el cuerpo reacciona a los estímulos de la mente, si tienes pensamientos de tristeza, rencor, envidia, odio, rabia, depresión, angustia, carencia, soledad, egoísmo, venganza, celos enfermizos, maldad, pesimismo, discordia, ganancia, avaricia, orgullo, nerviosismo, aflicción, preocupación, desilusión, fracaso, falta de amor o incredulidad, estos pensamientos producen desajustes y desarmonía en el cuerpo, lo que causa las enfermedades.
Observa lo que sucede cuando alimentas, por ejemplo, un pensamiento de rabia:
Aparece el rubor. Se dilatan las pupilas y surgen manchas rojas en la esclerótica de los ojos, los labios se contraen, la mandíbula se endurece, tiembla las manos, los brazos y se altera la voz.
Pero las peores reacciones tienen lugar en el interior del cuerpo: la sangre se coagula con mucho más rapidez de lo normal; el número de células sanguíneas aumenta hasta alcanzar el medio millón por milímetro cúbico de sangre; los músculos que rodean el estómago y todo el aparato digestivo sufren espasmos que pueden provocar intensos dolores abdominales; el corazón se acelera; la presión sanguínea aumenta brusca y violentamente, hasta poder incluso reventar algún vaso sanguíneo del cerebro; las arterias coronarias se contraen, se tornan rígidas y, en algunas ocasiones, pueden causar una angina de pecho o una trombosis.
Existen otros efectos negativos, pero tan solo con los que se han mencionado empezarás a creer que el cuerpo es el súbdito de la mente.
Pero no podríamos hablar solamente de los efectos negativos que causan los malos pensamientos, también están los positivos. Al final, a esto y por esto somos practicantes de la Gratitud.
Pues, resulta que Richard Davidson, que es Doctor en Neuropsicología e investigador en neurociencia afectiva en el Centro de Investigación de Mentes Saludables en la Universidad de Wisconsin-Madison afirmó que “La base de un cerebro sano es la bondad, y se puede entrenar.”
Llegó a esta conclusión mediante estudios realizados en meditadores y monjes budistas, que es posible modificar el cerebro afectivo con ejercicios, tanto en el control de la ansiedad como en el control de la depresión.
Entonces si tenemos sentimientos de amor, fe, felicidad, valentía, euforia, entusiasmo, alegría, optimismo, satisfacción, agrado, tranquilidad, serenidad, sosiego, Gratitud, respeto, lealtad, fidelidad, solidaridad, altruismo, esperanza, comprensión, ilusión, empatía, caridad, goce, solidaridad, amistad, respeto, admiración, autonomía, fuerza, disfrute… luego podemos concluir que nuestro querido y amado cuerpo responderá de manera saludable y positiva.
Acordaros siempre:
“Mens sana in corpore sano”
(mente sana cuerpo sano)
Mente enferma,cuerpo enfermo.
Por lo tanto, mantenga tu mente positiva, y agradecida .
¡Practique Gratitud siempre!