Fábula de la tortuga y la liebre
Erase una vez una liebre vanidosa, que presumía de ser la más veloz del bosque. La liebre siempre se burlaba de la tranquila y lenta tortuga.
Un día, harta de las burlas, la tortuga desafió a la liebre a que le ganara en una carrera. La liebre, orgullosa y engreída, aceptó el reto. Al día siguiente, los animales se reunieron para ver la carrera.
La liebre muy confiada dejó salir a la tortuga con ventaja y se quedó en la salida riéndose de ella… La tortuga empezó la carrera lenta, pero segura, sin pensar en otro objetivo que ganar.
Poco después la liebre inició la carrera pero paró en un prado para descansar y allí… ¡se quedó dormida! Nuestra tortuga estaba apunto de llegar a la meta, cuando la liebre se despertó. Al darse cuenta del tiempo que había pasado la liebre se levantó y corrió muy rápido. Sin embargo, no logró alcanzar a la tortuga, que acababa de ganar la carrera.
Moraleja:
No hay que burlarse jamás de los demás.
Con paciencia y esfuerzo lograremos nuestros objetivos
¡Gratitud siempre!