El águila puede llegar a vivir incluso hasta los setenta años. Pero para llegar a esa edad, más o menos cuando a partir de los 40 años, tiene que tomar una seria y difícil decisión.
A los cuarenta años, sus uñas se vuelven tan largas y débiles que no puede sujetar a las presas que caza, y de las cuales se alimenta. El pico alargado y en punta, se le curva demasiado y ya tampoco le sirve. Sus alas están ya envejecidas pues le han crecido demasiado sus plumas, y volar se vuelve muy difícil.
En ese momento, sólo tiene dos alternativas: abandonarse y morir, o enfrentarse a un doloroso proceso de renovación que llevará más de 6 meses.
El águila vuela a lo alto de una montaña y se refugia próximo a un paredón donde no necesitará volar y dónde se sienta segura. Cuándo encuentra este hogar adecuado, empieza a golpear la roca con su pico hasta arrancarlo. Luego espera a que le nazca un pico nuevo con el cual arrancará sus viejas y dañadas uñas. Cuándo las nuevas uñas comienzan a crecer, ella desprende una a una sus viejas y sobre crecidas plumas.
Tras estos largos y dolorosos meses de auto purificación y crecimiento, el águila realiza su famoso vuelo de renovación para vivir otros treinta años más.
¿Valiosa enseñanza la del águila no?
El sacrifico y la autopurificación tiene su premio siempre. Pues el águila, al igual que el ave Fénix, vuelve renovada y vigorosa al mundo.
¿Cuál es tu elección?
El águila se refugia en un nido, yo me siento como el águila, en momentos de grandes circunstancias y dolor me refugio en Dios.
Estoy viviendo momentos de grandes cambios y renacimiento, es hora de nos autopurificarse.
Se una águila, yo me amo y todo esta bien. Gratitud siempre.